EL VIAJE




Como transcurrió el viaje a San Petersburgo

Día 1 Sábado


El avión salía a eso de las 6:30 de la mañana , por lo que teníamos que estar 3 horas antes, para facturar, pasar controles, embarcar etc. Como salimos de Valencia lo que hicimos fue una cena rápida  y alrededor de las 22 horas nos pusimos en camino; llegaríamos a eso de las 2 al parking de larga estancia, dejamos vehículo y ya en la terminal, estuvimos sentamos medio adormilados hasta que decidimos empezar con los tediosos protocolos del vuelo.
Puntuales partimos con la idea de poder echar un cabezadita, pues no, porque el vuelo tan solo dura 1 h 15 minutos hasta Zúrich y te dan desayuno, con lo que desayunas o duermes. En Zúrich hay menos de una hora para pasar otro control, este más exhaustivo pues te cachean por delante y por detrás. En 3 h y media más o menos llegas a Pulkovo, y en el avión te vuelven a dar de almorzar. Hay que manipular el reloj pues en Rusia son 2 horas más.



Llegamos a Pulkovo y pasamos los controles sin problema. Da satisfacción encontrar un cartel con tu nombre agitado por el chofer del transfer que habíamos contratado. En poco menos de media hora nos dejó en nuestro hotel donde hicimos el check-in. Dejamos las maletas en la habitación y salimos a ver la ciudad. Como estábamos muy céntricos, pudimos ver la iglesia de Kazán y la de la Sangre Derramada. De ahí por el canal nos acercamos al Palacio de Invierno (Hermitage), cruzamos el puente y nos acercamos donde las 2 columnas rojas, y ahí pudimos ver las primeras bodas que se fotografiaban por la zona. Desandamos camino y pasamos a formar parte del trasiego incesante de Nevsky Prospect, nos fijamos especialmente en las féminas rusas, ellas se fijaron en sus altos tacones, nosotros en todo lo demás.
El siguiente objetivo era localizar.... ¿donde cenar?. La orientación olfativa nos llevó a divisar una pizzería denominada Mamma Roma, resultó un acierto, ahí cenamos 2 noches seguidas, lo que más nos gustó fueron las pizzas de frutos del mar y la cerveza, que la sirven de medio litro. El personal suele entender inglés y son bastante amables. No lo regalan pero tampoco es caro.


Pronto nos fuimos a dormir y lo hicimos de un tirón hasta que nos encontramos en el desayuno a eso de las 8;30. Ahí comprobamos que el desayuno-buffet de este hotel es bastante bueno y abundante.
Día 2 Domingo

Como no teníamos contratado nada,  decidimos echar un vistazo a la fortaleza de San Pedro y San Pablo, para ello tomamos en metro, sacamos las fichas en taquilla y nos hundimos en sus profundidades, hay que ver lo hondo que están sus estaciones, y lo majestuosas que son especialmente las de la línea 1 que deben ser las más antiguas.
Una sola parada y ya estamos, hay que andar unos 10 minutos para entrar a la fortaleza. Ahí nos dimos cuenta que los rusos no madrugan, por lo menos lo que abren los museos y similares, pues hasta las 11 horas no los abren. Y entonces ¿que hacemos hasta la hora ?, pues andando-andando descubrimos que podíamos pasar por una pasarela habilitada que discurre a la altura de la parte superior de la fortaleza, desde ahí pudimos ver a distancia el casco viejo de la ciudad. Cuando salimos casi nos cruzamos con una señora que resultó ser la que cobraba el acceso a dicha pasarela y que como iban a ser las 11 se incorporaba a su puesto.  Uf ¡ menos mal que no pasó nada.


Visitamos ya, puesto que ya se podían sacar entradas para ello, la iglesia cuya característica más visual es su gran aguja dorada, ahí están enterrados los zares, sus tumbas están repartidas  por toda la catedral.
Ahí contratamos un paseo en barco de 1 h y media muy agradable por los el rio Neva y sus canales. Como hacía muy buen día nos dio el sol y pudimos tomar unas cervezas a bordo, ¡ que buenas están las de la marca Baltika !


Salimos de la fortaleza y paseando nos acercamos a visitar el buque Aurora (gratis).

De ahí nos dirigimos a un restaurante donde comimos bastante bien (elegimos la comida por el sistema fotos). Después de comer cogimos nuevamente el metro y nos alejamos dos estaciones más, ahí  recorrimos la zona; en una ocasión unas jóvenes muy amablemente nos ofrecieron su ayuda en forma de información (en inglés claro). Pudimos comprobar durante nuestra estancia que los coches nos dejaban pasar sin ninguna reticencia, aunque no siempre lo hicimos por los pasos de peatones. ¡ Muy bien por los rusos !.
Regresamos nuevamente en metro a nuestra zona y de ahí a la iglesia de la sangre derramada y  a Mama Roma. Cuando salimos aun tuvimos que esperar para poder hacer fotos de la iglesia iluminada pues en "Peter" anoche muy tarde .  De ahí al hotel.


Día 3 Lunes
Hoy es lunes y cierran los museos, al menos cierra El Hermitage. Había leído que detrás del museo había un pequeño embarcadero desde el que se cogía un barco para Peterhof, así que nos dirigimos hacía ahí, por el camino constatamos que El Hermitage estaba cerrado, y lo que era peor tampoco había barco alguno ni en el lugar que había leído, ni en otro embarcadero cercano; ahí sí vimos carteles anunciadores pero estaban desmontados posiblemente esperando a que se acercara la época cuando inician el servicio. Así que mal se nos presentaba el día.


En la plaza al lado de El Hermitage, hay un puesto de información  donde preguntamos sobre la posibilidad de ir por nuestra cuenta. Nos llevamos una grata sorpresa al respondernos una de las empleadas en un muy aceptable castellano,  nos informó que existe la posibilidad de acercarnos en metro hasta la estación de Avtovo, desde ahí podíamos coger unos microbuses 224 o el 424 que llegaban hasta Peterhof. Así lo hicimos y fue un auténtico acierto tanto por lo barato y rápido del viaje como porque tampoco nos costó nada visitar los jardines, pues estaban preparándolos para la temporada, se veían obreros reparando tejados, dando unos retoques de pintura, plantando nuevas flores y plantas, desembozando de hielo las tuberías por las que ya iba saliendo agua, debía ser la primera agua de este año, pues aun vimos placas de hielo en el canal que lleva al mar y nieve por los alrededores.
Nos gustó sobremanera una iglesia que vimos frente a la entrada a los jardines del Palacio de Verano, así que al regreso la visitamos. Pudimos entrar en ella pues estaban oficiando culto. Hicimos un montón de fotos a sus alrededores y regresamos a la ciudad con el mismo sistema de microbuses.
En los alrededores de Avtovo había un pequeño mercado y en sus alrededores localizamos un restaurante (Pectopa los rotulan), ahí pudimos comer lo que había en la única foto existente en la carta, resultó ser una bandeja para cuatro con variedad de pinchos de pescado, carne y no recuerdo que mas, pero nos gustó. Cualquier otra cosa que hubiésemos pedido era aventurarse pues estaba escrita en cirílico y ninguno de los empleados o clientes hablaba inglés, del castellano ni hablar, claro. Para rematar la comida pedimos unos chupitos de vodka y lo encontramos bastante parecido al orujo blanco.


La línea de metro que nos llevó resultó ser la 1 y sus estaciones son una auténtica maravilla, las que pudimos recorrer nos sorprendieron por lo majestuoso que eran, ahora nos queda la pena por no haberlas recorrido una a una para admirarlas.


Regresamos al hotel para recuperar fueras, (vaya por Dios, no funciona el ascensor y hay que subir 4 pisos). La cosa no llegó ni a siesta, pues las chicas se acercaron a Zara, y nosotros yo me entretuve enganchado al Wifi repasando mi correo y el otro en su habitación echando una cabezadita.


En poco tiempo estábamos de nuevo en la calle. Entramos a visitar  la iglesia de la Sangre  Derramada y si por fuera es impresionante por dentro no desmerece, está toda cubierta de  mosaicos de pasajes bíblicos, lo que pasa es que están todos reconstruidos y demasiado adornados para mi gusto, vamos que lo han hecho demasiado bonito y todo enfocado al turismo, a mi me parecieron demasiado artificiales.


Después nos acercamos al mercadito que hay cerca de la iglesia  y pudimos comprobar que los rusos no tienen nada que ver con los egipcios. Me explico, habíamos visitado Egipto en Noviembre y aun recordábamos lo pesadisssissimos que son los vendedores y lo que había que regatear para cerrar una compra, Aquí por el contrario, no agobian y si les regateas, a la segunda ya te ignoran, así que nos descolocó momentáneamente la situación.

Como teníamos tiempo decidimos cenar en otro sitio distinto a la pizzería Mama Roma, y nos metimos en un Self-service, ahí comimos lo que vimos más o menos sugerente y bebimos cerveza Heineken tirando a caliente. Luego a la salida recorrimos la zona cercana a nuestro hotel haciendo fotos a sus monumentos iluminados en especial a la iglesia de Kazan, que La estaban restaurando, de paso la podrían limpiar por fuera, pues está negra-negra de la contaminación, y no se podía contemplar en condiciones.

Luego al hotel y a dormir.
Día 4 Martes
Hoy decidimos madrugar menos, pues ya sabemos lo tarde que abren los museos y nos tocaba visitar El Hermitage. Después del buen y abundante desayuno en el hotel nos dirigimos dando un paseo hasta el mismo, pronto vimos la cola que era muy llevadera, quizá un centenar de personas nos llevaban la delantera. Comentar que después de la cola inicial que se forma en las afueras del palacio de invierno, luego hay que formar otra y cuando abren las taquillas ya se pueden adquirir las entradas y pasar. Se paga para poder hacer fotos, pagamos nuestra tarifa, aunque ni nos pudieron pegatina o ningún control sobre la cámara con lo que cualquiera puede perfectamente evitarse este pago pues parece que no existe control alguno posterior sobre si haces o no fotos.

El museo está muy muy cuidado nada que ver con el Museo del Cairo que lo tienen bastante  abandonado y sucio, me refiero al local en si mismo claro; este otro es una maravilla de continente así como de contenido. Las obras que visitamos nos encantaron, nos llamó gratamente la atención que lo que más interés suscitó eran las obras cedidas del Museo de El Prado, sus Velázquez, Murillos, Zurbaranes o Goyas estaban continuamente siendo visitados.


Pasaban las horas y con pena tuvimos que decantarnos entre salir o desfallecer de hambre, así que cometimos la herejía de irnos a comer. Nada mas atravesar el Arco del Triunfo nos metimos en un restaurante cercano donde comimos, aquí ya sin foto, puesto que tenían carta en inglés. Elegimos una sopa típica rusa y costillas de cerdo con cerveza Franciskaner, aquí fue donde más caro nos resultó la comida.


De ahí nos fuimos a visitar El Almirantazgo y la iglesia de San Isaac,

sacamos entrada para visitar la iglesia pero no subimos a su cúpula,  lo cual nos permitió luego poder acercarnos a pié a la isla donde está el puerto  y ver un barco venezolano que casualmente se llamaba “Simón Bolívar” y algunos submarinos, estos ya rusos, que estaban a su alrededor.
 Visitamos también otra bonita iglesia que también estaba abierta al culto, ahí pudimos comprobar que tienen montado un lucrativo negocio de venta de artículos religiosos para los propios fieles. La cúpula de la iglesia estaba siendo restaurada así que las fotos no resultaron tan bonitas como nos lo prometíamos desde lejos.

Desde ahí paseamos por la zona y desde la estación de metro Valtyvskaya regresamos a Nevsky. Volvimos al mismo local a cenar y ya en vez de la cerveza caliente optamos por refrescos fríos, tipo Pepsi o zumos. (vaya por Dios, otra vez no funciona el ascensor y hay que volver a subir 4 pisos).


Día 5 Miércoles


Hoy es el día de regreso y vendrá el transfer a las 12:05, así que desayunamos tarde también, hicimos el check-out y dejamos las maletas en las habitaciones y salimos a dar una vuelta por los alrededores, que cosas !, aun siendo el último día  San Petersburgo sigue siendo bonita.

El monumento de Lenin existente a la entrada a la ciudad nos despidió, ¿ o quizá fuese un hasta la vista ?
  
 








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